A grandes rasgos, quedaron sentadas las bases del liderazgo. Ahora podemos resumir las prácticas o hábitos del líder en una que, bien ejecutada, engloba en cierta manera a las demás: comunicación.
Los individuos que persuaden a sus allegados de trabajar en equipo interactúan con ellos, intercambian ideas y, ante todo, les comunican el rumbo caminando ellos mismos en la dirección deseada.
Un líder debe tener visión e influencia para transmitirla, ambos elementos del orden de lo intangible; pero lo que sí es tangible son los beneficios que pueden obtenerse; pero para que ambas partes estén realmente interesadas, deben obtener beneficios equiparables y sentir confianza uno en el otro para trabajar en equipo de manera productiva.
En este sentido, un verdadero líder es capaz de ver los dividendos inmateriales que acompañan a la capacitación, a la cultura organizacional bien definida y a la mejora en general de la calidad de vida de su gente. Este es un concepto relativamente reciente que se conoce comúnmente como “ganar-ganar”, en donde las relaciones laborales se construyen de manera participativa.
En este sentido, capacitación y liderazgo son aspectos muy relacionados cuando hablamos de comunicación y de desarrollo organizacional. La brecha digital es, sin duda, una barrera que impide comunicarse adecuadamente con aquellos colaboradores que no tienen acceso a la tecnología.
La experiencia que un empleado pueda tener sobre el trabajo en un área -aunque operativa y rutinaria- es un conocimiento de gran valor para cualquier organización y ésta no puede darse el lujo de perderlo por el simple hecho de que no sabe utilizar una computadora o comunicarse a través de ella.
Brindar capacitación es una forma de fortalecer el capital humano de una organización, generando una situación en la que todos obtienen un beneficio, con un resultado exponencial a largo plazo.
FLC
Quino
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