Durante siglos, la obra cumbre de Nicolás Maquiavelo, El príncipe, ha inspirado a políticos, estrategas y hasta administradores y vendedores. Personalmente, considero que este tratado que habla sobre el poder -su conquista y conservación- ya es obsoleto.
En primer lugar, porque nunca he creído que “el fin justifica los medios”. Si cualquier acción es pertinente para alcanzar la meta, entonces pierdo de vista que la meta forma parte del camino, y de mí, y cuando la establezco, los métodos utilizados son inherentes a la meta, ya que su obtención es el resultado de un proceso.
Si mi fin es lograr justicia, o equidad, que sentido tendría intentar alcanzarla por medios injustos, inequitativos o deshonestos. En ese instante ya no alcancé la meta y anulé toda posibilidad de alcanzarla.
En segundo lugar, actualmente se han descubierto las enormes ventajas de entablar relaciones incluyentes, del trabajo en cooperación, en vez de los antiguos lazos competitivos y excluyentes. Sin duda la participación y la integración son más productivas y duraderas que la dominación y el sometimiento.
Florencia L. Caliendo
Quino
Hola Florencia:
ResponderEliminarPrimeramente un saludo -obvio- y si, coincido en que el fin no justifica los medios pero... ¿y si no la experiencia muestra que ni pa´ donde se mueva hay forma?...
obvio, le agradezco que se pase por allá pero dejeme un comentario ¿no? se ve medio tristón; sobre todo critiquemelo ...
Por cierto, ya no me dijo ¿Cómo vio a Herzog?...
Saludos
Hola!! Me doy mis vueltas por su blog... Pero, a veces, el tema es complejo y tengo que prepararme un poco antes de publicar un comentario.
ResponderEliminarHerzog es muy intenso, y necesito una segunda pasada para terminar de captarlo. Pero no lo dejo...
Seguimos en contacto!!