Desde hace mucho tiempo, oímos que nuestra forma de producción es nociva para el medio ambiente y para el ser humano, no sólo por la contaminación generada, sino también por la desigualdad que instala entre pobre y ricos, educados e ignorante, conectados y desconectados.
“Si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso tanto de la población como de la capacidad industrial”. (D.L. Meadows y otros, Los Límites del Crecimiento, 1972)
Yo intento poner mi granito de arena: separar la basura, usar materiales biodegradables, ahorrar energía, reusar y reciclar todo cuanto puedo. Pero lo cierto es que resulta evidente la necesidad de generar planes de escala regional o nacional que vinculen todas las dimensiones que intervienen en este sistema que llamamos sociedad.
Lo que sí está en nuestras manos es exigir a nuestros gobiernos que propongan verdaderas soluciones nuevas, que respondan a esta nueva visión global que está surgiendo, en vez de responder con viejas fórmulas. ¿Y si no encontramos esas propuestas? ¿Nos tocará involucrarnos más activamente y realizarlas nosotros mismos? ¿Ustedes qué opinan?
Florencia Caliendo
Quino
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